Nostalgia

"El precio de la libertad es la soledad" (Carmen Díez de Rivera)
A. es un ser libre: come cuando tiene apetito, duerme cuando tiene sueño y amó a sus amantes -o al amor que se inventó por ellos- hasta el día que se deslizaron a su respectiva tumba". Lo escribí en este blog, en septiembre de 2006.
Durante un tiempo no he recibido noticias de Antonio. Los correos que le enviaba me eran devueltos. Tampoco tenía a donde llamar. Se instaló con André en Manhattan a desgana. Ya no tenemos edad para permanecer en el fin del mundo, le había dicho André. El se resistió, Hawaii era su paraíso. No he conocido a nadie tan sensible a la belleza y nada como esas islas del Pacífico le han ofrecido tanto: playas de lava, pájaros rojos, orquídeas, la tormenta sobre el océano, el cielo estrellado... Me resisto a ir a N.Y. a verle porque en esa urbe grandiosa lo encontraría desubicado, como un pajarito colorado perdido en el Artico, escribí.
Casi dos años más tarde Antonio sigue desubicado. Sí, al fin recibí noticias. Estoy en casa de André, en Niza. Ayer llegamos de Florencia donde pasé un mes y medio. Antes estuvimos en Lanzarote donde pienso fijar mi residencia en España(...) En pocos días volveré a Hilo, a Banyan Drive, frente al océano. André volverá a su apartamento de N.Y. cuando decida. Florida todavía está en el aire y André dice que si ganan los demócratas abandonará USA, al contrario de lo que haré yo. Ya ves, a nuestra venerable edad nuestros caminos se bifurcan más y más. André es la razón, Antonio la emoción. Eso también lo escribí. André fue un buen médico que ejerció en N.Y. Ahora, en la vejez, se siente más protegido ante cualquier eventualidad en la ciudad. Antonio es pintor. No soy experto pero me gustan mucho sus obras, por su colorido, la naturaleza exhuberante, la vieja arquitectura... Lo que gana vendiendo sus cuadros lo gasta en viajes, no le preocupa el vestir ni el comer. Admiro su desinterés hacia lo material pero eso lo hace bastante dependiente de su amigo.
Está claro que hubiese deseado seguir en la Big Island pero también es cierto que sus amistades y familiares estamos en Europa. Le parece que Lanzarote puede ser algo parecido y más próximo. Por otro lado su españolidad sigue latente. Tú ya instalado no tienes necesidad de escoger tus caminos, aunque Cataluña se separe del resto de la Península(...) Mi amiga F. iba a trasladarse de Palma a Barcelona pero optó finalmente por París, harta de provincianismos separatistas." André permanecerá entre N.Y. y Niza. Me temo que Antonio seguirá desubicado, cuando esté en Hawaii se sentirá solo, cuando esté en otro lugar sentirá nostalgia de Hawaii.
Ambos hemos querido demasiado los escenarios de nuestra vida como para no sentir a menudo una profunda nostalgia. Sé que han caído ya las primeras nieves en Praga... qué hermoso era el viejo cementerio judío cubierto de nieve, y las cúpulas de San Nicolás o la Loreto, la plaza de la Ciudad Vieja y toda la ciudad, entera... Pero hace ya tiempo decidí ubicarme en un lugar donde reunir los recuerdos coleccionados durante mis estancias por el mundo. No amo el lugar, impuesto por el azar, pero entre cuatro paredes hay un montón de objetos que enlazan con mi pasado, manteniéndolo vivo. Antonio es distinto, no siente apego por los objetos, sin duda un lastre para quien viaja tanto, se muda de casa y hasta de continente tan a menudo. A diferencia de mí no creerá que la vida se petrifica más en los objetos que en cualquiera de sus momentos. Por eso entiendo su necesidad de volver a la Big Island, de recobrar la libertad aun a riesgo de pagar un alto precio: el de la soledad.