Saturday, August 01, 2009

El doctor de Sofía Carlota


A la bella Sofía Carlota de Baviera, hermana menor de la célebre emperatriz Sissi, le concertaron un buen matrimonio con su primo el muy apuesto Luis II, futuro rey de Baviera. Pese al interés familiar el noviazgo no prosperó. ¿No os dáis cuenta de que no me quiere? dijo la desconsolada joven a sus padres quienes no tardarían en arrojarla a los brazos de otro buen partido, el nieto del rey de Francia.

Tanto Sofía Carlota como Luis II tuvieron un trágico destino. Ella murió en un incendio en París, él ahogado en extrañas circunstancias en un lago cercano a Múnich. También ambos habían sido internados por iniciativa de sus propios familiares en centros psiquiátricos. Ella por haber vivido una apasionada relación extramatrimonial y él por homosexual. En la época -finales del siglo XIX- tanto la mujer adúltera como los homosexuales eran considerados como enfermos mentales.

Sofía Carlota permaneció algún tiempo en la clínica que el célebre psiquiatra Krafft-Ebing poseía en Graz. Había huído con su amante pero los buscaron, los separaron y a ella la ingresaron. Poco antes habían encontrado el cuerpo sin vida de Luis II en un lago junto al castillo de Berg donde acababan de internarlo. Junto a su cuerpo, el de su psiquiatra. Una hipótesis es que primero ahogó a éste y luego se suicidó.

Me da un cierto vértigo pensar que la interpretación agustiniana del sexo tuviera todavía tanta influencia social mil quinientos años después de su formulación. De hecho en ciertos sectores todavía la tiene. Lo que se contaba el locuaz San Agustín se lo sigue contando la Iglesia católica. La única finalidad del sexo es la procreación dentro del matrimonio y todas las otras actividades sexuales son pecaminosas. Para él el celibato era superior al matrimonio.

Tradicionalmente se ha considerado la sexualidad como un asunto de moral y no de fisiología o psicología. En el siglo XIX algunos médicos empiezan a considerar ciertos comportamientos sexuales como perversiones que forman parte de las enfermedades mentales; así, el médico reemplaza al sacerdote y al abogado canónico, la patología al pecado.

Krafft-Ebing, el psiquiatra de Sofía Carlota, es valorado como pionero de la sexología y por su apotación a la terminología psiquiátrica pero no dejó de ser un hombre de su tiempo, un hijo del siglo XIX. También creía que la finalidad del sexo era la procreación, el resto eran desviaciones que él se entretenía en clasificar. La masturbación era fuente de enfermedades diversas y relacionaba la pasión sexual con la epilepsia. Sólo al final de su vida pareció zafarse del fardo agustiniano y gracias en gran medida a sus propios pacientes, a perversos como Karl Heinrich Ulrichs, el primer gay que osó salir del armario en una época muy oscura. Pero esa mejor percepción de Krafft-Ebing sobre la sexualidad humana en el incipiente nuevo siglo XX parece sólo como un presagio de las grandes transformaciones en el mundo del pensamiento y de la ciencia que éste va a traer consigo

7 Comments:

Blogger ana maria parente said...

Pero la foto es de este buen hombre ,pués quiere decir que el gay tenía buen gusto.Ya que por el saliò del armario.....
Perdón si no entendì bien.
Recuerdo un tìo abuelo mìo(mi abuela tenìa once hermanos)miembro de una familia ultracatòlica.
El pobre hombre gustaba de vestir como dama.Era muy histriònico y cantaba precioso.
Nunca en realidad ejerciò ,pués tenìa veinte ojos sobre èl ,pobre hombre travesti.....
Para que no hablaran mal de èl desposò una señora cuarentona,él tambièn tenìa esa edad.
Pobre señora ,media inocente ,quedò con un complejo formidable de que su figura-nada agraciada-fuera la culpable del rechazo total de su esposo.....

2:41 am  
Blogger El Castor said...

Ana, debería escribir un libro sobre su familia con especial dedicación a su padre y a su tío abuelo.

Preciso que el doctor Krafft-Ebing (el de la foto) trató a Sofía Carlota. No me consta que Ulrichs (el primer gay en salir del armario) fuese paciente suyo aunque le escribió y envió sus textos y eso influiría en que el doctor cambiase su punto de vista sobre la homosexualidad.

Volviendo a su tío abuelo está claro que nunca debió casarse y menos aun culpabilizar a su mujer por su fealdad.

Saludos, dama.

1:52 pm  
Blogger ana maria parente said...

Si ,siempre pienso en este pobre hombre nacido fuera de época.
Con el boom de los artistas de musicales trasvestidos hubiese sido un suceso.
Tenía un talento musical privilegiado y una hermosa voz.
En arte escénico y gracia para las transformaciones era realmente histriónico.

9:49 pm  
Blogger Guido Finzi said...

Han sido muchos los que vivieron prisioneros de su tiempo. Y, desgraciadamente, cuando quisieron liberarse, fueron condenados sin el menor miramiento.

Saludo.

7:22 pm  
Blogger NoSurrender said...

Me ha parecido una historia muy interesante, Castor.

Hasta a Freud le costó décadas comprender que la homosexualidad no era una enfermedad. Es un brutal desconocimiento de la naturaleza animal y de la historia cultural de los hombres. En fin, un horror más herencia del cristianismo que asesinó a Grecia.

Yo soy heterosexual, pero zurdo. Así que tampoco me hubiera librado de la represión antihumanista de los medievalistas.

Salud!

8:49 pm  
Blogger El Castor said...

Estoy de acuerdo con sus observaciones, Caballero.
Veo que se ha italianizado... igual Berlusconi lo invita a una de sus fiestas...
Saludos cordiales.

2:34 pm  
Blogger El Castor said...

NoSurrender, ya sabía yo que algún defecto tendrías...
Saludos.

2:36 pm  

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