El diario de Ottík Wolf
Lunes, 22 de Marzo de 1943
"A la una de la madrugada voy con papá a por agua y de paseo. A las cuatro estamos de regreso y desayunamos. Dormimos hasta mediodía y almorzamos sopa de col y comino con patatas y el resto del gulash. Ya no nos queda gulash. Por la tarde dormimos hasta la noche, vamos arriba y cenamos col con patata (lo que quedó del almuerzo). Esperamos a Slávek que llegó a las ocho y cuarto para traernos pan y patatas. Al parecer Fiala le prometió leche para cuando haya. Eso nos haría muy felices. Slávek baja a descansar y discute. Está hoy tremendamente contrariado". OTTA WOLF "Diario, 1942-1945"
Los judíos de Olomouc, en la Silesia checa, empezaron a ser concentrados en el edificio de la escuela para su deportación a Terezín durante la segunda mitad de junio de 1942. En el primer convoy que partió el 26 julio debían estar los Wolf pero, por decisión del padre, éstos llevaban ya un mes ocultos en el bosque cerca de la aldea de Trsíce, una zona boscosa de nombre singular: Amerika. Los padres, Otto y su hermana. Kurt, el mayor, recién licenciado en medicina, se había unido a la Resistencia.
Cuidadosamente, sin interrupción, el joven Otto escribió un diario durante casi tres años, hasta los días próximos a la liberación. Un diario sobre la limitadísima rutina diaria del que es buen reflejo ese extracto de hace exactamente sesenta y cuatro años. Todos los días se parecían, idénticas las preocupaciones: algo para comer, ir a por agua al arroyo, los cambios de humor, las enfermedades, las noticias del frente, el temor a ser descubiertos, la esperanza del fin de la guerra...
Durante el invierno el frío los obligaba a abandonar Amerika por un escondite menos seguro: una casita de madera en el jardín de una casa de la aldea. Los ayudó el jardinero Slávek llevándoles comida y noticias pero la tensión psicológica pudo finalmente con él. Los aceptaron otros vecinos en su casa, durante once meses los Wolf tuvieron una vida algo más cómoda: las mujeres cosían, el padre cocinaba, Otto leía y hacía pequeñas reparaciones. La tensión se impuso de nuevo a la buena voluntad, todos en Trsíce sabían a quienes ocultaban los Zboril. Por seguridad hubo que buscarles un nuevo escondite, una casa en la cercana aldea de Zákrov. Una fatal elección. Pero nadie en Trsíce denunció nunca a los Wolf ni a la decena de personas que los ayudaron.
El 18 de abril de 1945 un batallón de cosacos dirigido por la Gestapo asaltó Zákrov en base a determinadas sospechas sobre resistencia organizada en el pueblo. Diecinueve jóvenes -todos los del pueblo- fueron interrogados y torturados. El primero de ellos Otto Wolf, dada su condición de judío. Dos días más tarde fueron todos trasladados al cercano bosque de Kyjanice donde les dispararon y quemaron aún en vida.
El diario de Otto lo continuó su hermana Felicitas.
"El 8 de mayo, tras ser liberados, inmediatamente preguntamos por Otto. Se nos dijo que al haberse negado a delatar a nadie fue torturado y quemado vivo. Desde el ayuntamiento de Trsíce nos enviaron al edificio de la escuela donde se encontraban los soldados rusos a las órdenes de un comandante judío cuyo nombre no recuerdo. Al ver el estado en que nos encontrábamos ordenó a sus soldados que tuvieran un buen comportamiento con nosotros. Nuestro padre preguntó al comandante si había oído hablar de Kurt Wolf. Tras unos momentos pensativo el comandante nos dijo que el 9 de marzo de 1943 la unidad checoslovaca que dirigía el general Svoboda fue derrotada en Sokolov y que Kurt Wolf fue uno de los heroicos dirigentes que entregaron su vida. Nos pusimos a llorar con el corazón roto."
En la aldea de Zákrov se conserva un pequeño monumento en recuerdo a los diecinueve hombres, de entre 15 y 45 años, asesinados (foto). En Trsíce, en la casa natal de los Wolf, una placa recuerda a Otto y a Kurt Wolf. Padli abychom my zili. Cayeron para que nosotros viviéramos.
15 Comments:
Excelente post, compañero Castor.
La verdad es que historias como la narrada no fueron una excepción en la convulsa Europa de los años 40, donde se multiplicaron los ejemplos de barbarie, cobardía, colaboracionismo pero también de heroísmo. No puedo evitar evocar libros que dejaron honda huella en mí como "Las puertas del bosque", "La noche" y "La ciudad de la fortuna" de Elie Wiesel (de éste último título tengo un ejemplar firmado por el autor), la famosa trilogía de Primo Levi (quién terminó suicidándose), "Nueve maletas" de Béla Zsolt y otros muchos. Tampoco querría dejar pasar por alto un breve apunte sobre dos libros que me resultaron muy curiosos:
"Austerlitz", del alemán Sebald y "Dora Bruner", del francés Patrick Modiano. En el primero, un hombre, enviado al comienzo de la segunda guerra mundial a Gran Bretaña por sus padres (entonces era un niño), descubre sus verdaderos orígenes y decide investigar sobre el trágico destino de sus padres. En el segundo, fruto del azar o alguna extraña causalidad, un individuo se interesa por una muchachita deportada durante la ocupación alemana de Francia.
Bueno, aquí lo dejo. Un saludo.
Estoy particularmente sensible a la violencia y la barbarie. Me revuelve las tripas y me provoca más de una pesadilla.
Saludos
Y a eso cómo le llamamos entonces? Viga Encadenada? Listón de diamante? Ahora sí que no puedo meter ni un bocado. Sorry Castor, he quedado en offside esta vez. No llego a cubrir los requisítos mínimos.
Son dos capos.
Un abrazo.
Pd, no te preocupes, yo también detesto la publicidad, je.
Carlos, valiosa tu aportación. A ver si encuentro algo de Elie Wiesel, aun sin conocerlo sé de antemano que me va a interesar. El Diario de Otto Wolf no sé si se ha traducido al inglés, hay que tener en cuenta que era un niño de 15 años cuando empezó a escribirlo, son un par de párrafos por día, el día a día de una situación muy limitada, pero tiene un gran valor testimonial.
Saludos, caballero.
Xris, comparto tus sentimientos. Hay que escribir sobre esos sucesos trágicos, hay que negarse al olvido. El hombre puede cambiar su comportamiento pero su naturaleza es la misma de siempre, capaz del bien y del mal.
Saludos.
Juampa, el listón sube y baja, no está clavado en ningún lugar. La verdad es que Carlos lee muchísimo, ha de tener una biblioteca impresionante.
Saludos.
Castor: un par de comentarios a raíz de su penúltima intervención.
- yo mientras viví en pareja y con mis perros, feliz y adormecido, no escribía ni una sola línea. Comencé a hacerlo tras la ruptura, o sea, un suceso trágico.
- el hombre básicamente siempre es el mismo; lo que cambia es la tecnología.
Buenas Noches.
Castor: Sobre lo de conseguir libros de Elie Wiesel en España, te comento lo siguiente:
- con algo de suerte puedes encontrar "La noche, el alba, el día".
- con bastante suerte "El olvidado" y "Contra la melancolía" (éste recoge historias jasídicas)
- con mucha suerte "La ciudad de la fortuna", "Los judíos del silencio" (trata sobre la situación de los judíos en la antigua URSS)
- y con toda la suerte: "Las puertas del bosque" y "Testamento de un poeta judío asesinado".
Un saludo.
¿Viviste con tus queridos perros y alguien más? Jeje
Muy cierto, la tecnología es la que avanza, poco más.
Respecto a los libros intentaré encontrar alguno. Evito ir a la gran ciudad, eso lo pone más difícil.
Saludos.
Sí, con los perros, una pequeña ninfa (también llamada Carolina) y la hija de puta de mi ex.
Sí, supongo que encontrar esos libros en un pueblo va a resultar complicado. Te queda la opción de comprarlos por internet.
Al comenzar a leer el primer párrafo de tu post se me ha puesto mal cuerpo. Casi siempre encuentro en este rincón temas que es imposible que me dejen indiferente. Te lo agradezco, Castor
Carlos, yo compré "El olvidado", de Wiesel en el Círculo de lectores (hace al menos 10 años, cuando mi madre aún lo pagaba). Igual aún lo publican ahí (sería el único de calidad, tal y como está el patio) y así el Castor no tendrá que salir de su madriguera!!
Saludos
Cierto Pietra, se que el Círculo de Lectores editó, al menos, dos libros suyos: "El olvidado", ya citado, y "La Noche, el alba, el día".
Saludos.
Os agradezco la información.
Petra, me he reído con lo de la madriguera. Es muy cierto, hasta 30 km a la redonda no problem, lo hago a menudo. A más ya me resisto. Tengo Barcelona y Valencia a unos 200 km., una eternidad.
Saludos.
Si alguien lee el italiano, L'obblio de Wiesel (El olvidado) está publicado en Einaudi y se encuentra con suma facilidad.
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