Monday, November 10, 2008

El caso Horáková


"Váyanse a los prados y a los bosques, allí, en el perfume de las flores encontrarán una parte de mí, váyanse a los campos, miren lo hermoso y estaremos juntos. Miren a la gente que les rodea pues en cada una de las personas voy a reflejarme en algo. No estoy insegura ni desesperada, estoy muy tranquila porque mi conciencia así lo está" (Milada Horáková)

Recuerdo la gran avenida que separaba el estadio del Sparta del parque de Letná. Había acudido algunos domingos por la mañana al mercadillo que tenía lugar bajo las tribunas al que solían ir ucranios y vietnamitas. Era muy lúgubre. También alguna vez había cruzado el parque hasta el mirador donde había estado colocado el monumento a Stalin, más tarde retirado. Había en su lugar un feo metrónomo. Como había ocurrido con tantas calles la avenida había perdido su nombre para pasar a denominarse calle de Milada Horáková.

Tiempo después supe que el nombre correspondía al de la única mujer ejecutada por el régimen comunista, acusada de espionaje y alta traición. Milada Horáková era miembro de la dirección del Partido Socialista (democrático) y diputada, no ocultaba su rechazo al comunismo y mantenía contactos con compañeros de partido que habían optado por ejercer la oposición en el exilio. No hubo ninguna traición, simplemente los soviéticos querían lanzar una seria advertencia a la oposición, como habían hecho en Hungría con László Rajk. La sentencia había sido decidida con anterioridad al juicio.

Recuerdo unas imágenes muy impactantes, de archivo, en blanco y negro, de la televisión checa. Una mujer de aspecto frágil defendiéndose con honor durante un juicio, y las voces severas, casi inhumanas, de los acusadores. La mayoría eran obreros que habían realizado un curso de derecho de sólo seis meses. Fue ahorcada en junio de 1950 en la cárcel de Pankrác.

Este otoño, cincuenta y ocho años después de la ejecución, la democracia checa ha ajustado algunas cuentas con el pasado. El Tribunal Supremo ha condenado a la fiscal del caso, Ludmila Brozová-Polednová (foto), la única que sobrevive, a sus 86 años de edad. Por motivos de salud no cumplirá la pena de seis años de cárcel, impuesta por el más alto tribunal anulando una sentencia anterior que consideraba que el delito había expirado. El presidente Klaus rechazó amnistiarla.

"Quizá si me lo hubieran permitido nunca hubiera estado en la posición de fiscal. Si me hubieran dejado hablar con ella quizá hubiera tenido una opinión distinta", declaró la anciana acusada. El tribunal considera que fue plenamente consciente de que el juicio no se realizó de forma justa. "¿No ven que me da lo mismo morirme en medio año en la cárcel o fuera de ella?" sentenció.

7 Comments:

Blogger Carlos Paredes Leví said...

En las dictaduras, el honor y los principios siempre quedan sepultados por la maquinaria totalitaria y el pensamiento único.

Me sorprendió lo de los vietnamitas...

Echaba en falta sus siempre magníficos textos.

Un saludo, Caballero.

11:47 am  
Blogger El Castor said...

Sí, había vietnamitas como también había cubanos y otros. Herencia del pasado reciente de solidaridad entre países comunistas. Me llamó la atención en algún lugar oficial la actitud de los vietnamitas de no respetar las colas. Se colaban con todo el descaro que uno pueda imaginar. Por lo demás malvivían en su mundo aparte.
Saludos.

4:16 pm  
Blogger Carlos Paredes Leví said...

y supongo que tendrían esa puta manía asiática de escupir por la calle....

4:42 pm  
Blogger El Castor said...

Es posible. Desde luego es algo muy feo.

4:54 pm  
Blogger Alfredo said...

El verdadero caso es el de la fiscal Ludmila. Los regímenes totalitarios nunca funcionarían sin esas piezas del engranaje, sujetos siempre dispuestos a acatar acríticamente la autoridad.

Por otra parte y según mi experiencia reciente, los vietnamitas no escupen tanto como los chinos, pero si es cierto que tienen una tendencia genética a colarse. Maravillas de Oriente.

6:20 pm  
Blogger El Castor said...

Sí, Alfredo, creo que había un titular más acertado, como bien has observado.
Vaya, ¿también se os colaban en Vietnam?.
Saludos.

8:17 pm  
Anonymous Anonymous said...

Seguramente la fulana tenìa un susto bárbado y estaba bajo obediencia debida.
Para ser tan servil mejor es no pisar la facultad de derecho.

11:55 pm  

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